A estas alturas, hablar
de ¨El principito¨ no es descubrir nada nuevo. Es el libro francés más
traducido y leído de todos los tiempos, acumula más de 200 portadas, y es uno
de los más vendidos de la historia. No puede ser casualidad semejante éxito. Mucho
se ha escrito ya sobre esta preciosa obra de Antoine de Saint-Exupéry, y bien
merecido tiene este libro que se hayan dedicado tantos buenos elogios a él. Ser
una de las grandes obras que se han escrito, es lo que tiene.
Sinopsis
Un piloto se
estrella en el desierto tras sufrir una avería. Allí, conoce a un pequeño
príncipe muy curioso, que le cuenta su viaje desde un pequeño planeta en el que
él vive, hasta llegar al planeta Tierra.
Cada vez quedan menos,
pero todavía existen demasiados iluminados que se piensan que esto es un libro
infantil simplemente por el hecho de que un niño puede leerlo dada la sencillez
de su lenguaje, su reducida extensión y porque la obra incorpora unas
ilustraciones que no son lo más complejo del mundo. Pero eso no significa
que esté enfocado al público infantil. Por supuesto, los niños pueden leerlo y
disfrutarlo, pero para llegar a degustarlo medianamente bien, captando todos los mensajes que aparecen, es necesario acumular bastantes más años.
Mi propio caso es el que
muchas veces se ha repetido. De niño no me gustó, cuando lo leí de adolescente
me pareció realmente cursi y soso, pero unos años después, ya en mi veintena,
me ha parecido una interesante joyita de la literatura.
Porque este libro rebosa
de simbolismos y metáforas que se escapan a la mayoría de mentes infantiles,
las cuales solo van a acceder a una trama lineal, sin comprender todas las referencias.
Para empezar, el propio Principito que se le aparece al piloto representa la
misma ¨infancia¨ que planta cara al mundo adulto. La Rosa es el amor de
nuestras vidas al que tenemos que cuidar, pero también al que hay que aguantar
en sus malos momentos. El Zorro se refiere a la amistad que debe ser domesticada
poco a poco. O esa simple caja dibujada que simboliza la infinita imaginación del
hombre. Y así, mucho más entre todas sus páginas para quedarse embobado ante
semejante lucidez del autor.
Pero entre tanto
simbolismo maravilloso, el que me fascinó por cómo se presentó fue el de los
baobabs, que representaba los problemas de la vida. Todas esas dificultades de
la existencia humana que si se atrapan y manejan cuando estamos a tiempo, nos
evitan disgustos mucho mayores, pero que si se dejan crecer, eliminarlos
resulta imposible.
El Principito se puede analizar
desde muchas perspectivas, pero por encima de todo está claro que es un
verdadero grito a la creatividad e imaginación de los niños. Una especie de
reivindicación de la maravillosa infancia, convertida en un libro que deberían
leer sin parar todos esos adultos que parece que han olvidado que una vez
fueron niños con ilusiones y sueños que ansiaban cumplir. Una verdadera pena
que tantos de esos niños crezcan y acaben convertidos en adultos imbéciles con
un don especial para romper pequeñas ilusiones de otros niños.
También es un libro para
que los adultos, esos que necesitan constantemente explicaciones para todo,
recuerden que la vida es mucho más sencilla de lo que ellos creen. Adultos
demasiado centrados en parecer lo que la sociedad les obliga a parecer, aun
olvidando a su niño interior. Porque no hace falta ser admirado por los demás, ansiar
el poder, recurrir a vicios peligrosos, acumular riqueza a la que no se le da
valor, estudiar cosas que no nos resultan útiles o trabajar al máximo sin
apreciar la vida. Todos esto y mucho más lo aprende El Principito durante su
viaje y encuentro con una serie de curiosos personajes, que sirven para dar
todo un repaso a tanta gente superficial. Como por ejemplo, ese astrónomo turco
que viene a decirnos lo realmente insignificante que resultan nuestras prendas
de vestir, ya que lo que realmente importa de cada uno de nosotros, son
nuestras ideas.
Durante ese viaje, el
libro regala una considerable cantidad de frases para el recuerdo. Frases que
incluso gente que no ha tocado este libro conoce, como es el caso de ¨lo esencial
es invisible a los ojos¨, una frase que entre sus variados significados,
destaca por querer recordarnos que lo importante de la vida no es lo material o
el dinero, sino el interior de las personas.
Muy necesario este tipo
de lecturas para que valoremos más de lo que lo hacemos a nuestro niño interior. Aunque sea difícil
por las obligaciones de la vida adulta, quizás hace falta recuperar ese
espíritu de la infancia y trasladarlo a nuestra rutina diaria.
¨Es
mucho más difícil juzgarse
a
sí mismo que a los demás¨.
PUNTUACIÓN
Personajes: 8,5 (Personajes simbólicos cuya
aparición sirve para exponer una crítica, un sentimiento, o una realidad.
Maravillosos).
Trama: 9 (Un viaje para aprender durante
todo el proceso).
Temas: 10 (Todos los simbolismos y las
metáforas son fuertes críticas al mundo de los adultos de una forma muy sutil. Todo
un lujo ver como este libro desarrolla tantos temas con una calidad tan
particular).
Estilo: 7,5 (Por muy bueno que sea el
conjunto de la obra, no se puede dejar de lado que su lenguaje es simple y
ligero. Pero efectivo y de calidad dentro de su ámbito para lo que pretende
transmitir).
Ambientación: 8 (Un desierto y planetas en el
espacio son muy buenas visiones de lo que es la vida humana).
Desenlace: 8 (Final triste pero que deja todos
los ingredientes para que replanteemos nuestra forma de vida).
NOTA
GENERAL: 8,5
Compartir
Tweet
No hay comentarios.:
Publicar un comentario